LA MUJER Y EL DESARROLLO I

Hace unas semanas se celebro el II Congreso de Misión y Desarrollo con el lema de "Empoderando a la mujer como agente de cambio", fue un tiempo de mucha bendición y compartir. Les queremos compartir ahora uno de los temas que se toco en el congreso, expuesto por nuestra hermana Bibiana Macleod.

La mujer, objeto del desarrollo

Lucas 2:52 “Y Jesús se desarrollaba (crecía) en estatura, en sabiduría, en gracia para con Dios y los hombres…”

Este es un buen punto de partida para hablar de desarrollo. Desarrollarse es crecer. Es no estar igual que hace un año atrás, que hace dos meses… es pensar que hay algo más y emprender el camino hacia allá.
Alguien me hizo pensar en otra definición: es alcanzar el potencial que cada uno tiene… pero yo pienso más en un proceso que en una meta. Aunque hay que tener sueños para poder encaminarse, siempre hay espacio para más.
¿Por qué? Porque la medida de crecimiento que tenemos es la estatura de Cristo, (Efesios 4:13)
Pero, Desarrollo ¿dónde?

Darrow Miller es un escritor y predicador que trabaja el tema de Misión Integral desde el desarrollo, y él describe cuatro esferas de acción en cuanto a este tema.

1. Desarrollo individual. (Necesito alcanzar el potencial en mi vida personal, en lo físico, intelectual, social y espiritual) ¿Cómo se ve un individuo desarrollado? ¿Puede un paralítico desarrollarse entonces? ¿Un deficiente mental? ¿Un no vidente? ¿Un síndrome de Down?

2. Desarrollo de mi familia: Es mi responsabilidad que mis hijos, mi esposo, mi esposa, mis padres, mis familiares cercanos puedan también crecer en estas cuatro áreas. En la salud de nuestras relaciones interpersonales, el bienestar económico, el tiempo compartido, el sentido de identidad, ellos y yo somos hechos para entrar en ese proceso juntos. Por eso Dios nos puso allí y no en otra familia.

3. Mi iglesia: el modelo de Hechos, las cartas paulinas, demuestran que nuestra tarea no se limita al contexto individual y de la familia, sino que se extiende a la familia de la fe, no solamente a conservar la unidad, pero a promover que los demás crezcan en las cuatro áreas en las que crecía Jesús. En su tiempo, la sinagoga era el lugar central de relacionamiento, educación, formación cívica. ¿Qué estamos haciendo para hacer crecer a nuestra iglesia en todos estos aspectos?

4. Mi comunidad: ¿vemos en nuestro rol de desarrollo a la propia comunidad donde vivimos? Sostenibilidad, relaciones, interdependencia con las instituciones y asociaciones del barrio, servicios apropiados, descubriendo los talentos de los que viven en el barrio y provocando una dinámica de dar mutuamente no tanto de una iglesia que da, pero una iglesia que cataliza y facilita que todos los vecinos den y reciban al mismo tiempo para crecer juntos.

Y ahora, en este contexto, colocamos a la mujer, que es el tema de nuestro encuentro.

¿Cómo se desarrolla una iglesia, una comunidad, una familia si no se enfoca el tema del trato de la mujer y las consecuencias de esto en el mundo entero y en nuestro mundo más cercano hoy?

En la próxima entrada hablaremos más profundamente de los casos de mujeres alrededor del mundo comenzando con la historia de Rath en el libro Mitad del Cielo, de Nicolas Kristof...
 

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