Orando por la iglesia afectada por Boko Haram - Día 1: Biografía misionera - Mary Slessor

Salmos 19:9-14El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son Justas.Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal. Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.¿Quién está consciente de sus propios errores?¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente! Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen.Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados. Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh SEÑOR, roca mía y redentor mío.
¿Ha escuchado usted de Columba de Iona, un misionero del siglo IV, que llevó el Evangelio a Escocia? El Señor usó a esta persona, de carácter tenaz y difícil, para ganar a los pictos y a los escoceses, para Jesús, el Mesías.
Cientos de años después, exactamente en 1848, nació una niña escocesa, que tenía la misma tenacidad de Columba. Su nombre era Mary Slessor.
La niñez de Mary no fue feliz. Aunque su madre era cristiana, su padre abandonó sus responsabilidades como sostén familiar, después de perder su empleo.
Nunca se recuperó emocionalmente. Cualquier cantidad de dinero que ganaba, lo gastaba en alcohol, y finalmente, Mary, a la edad de 11 años, tuvo que apoyar a su familia, trabajando en una fábrica de algodón, 11 horas al día.
Mary trataba de encararse con su padre, pero rápidamente, su madre la sacaba por la puerta, para que no se ganara una golpiza.
Durante este tiempo difícil, una cristiana contó a Mary acerca de las llamas del infierno y la condena para los que no siguen el camino del Señor. Mary se convirtió en creyente y su madre la discipulaba en la Palabra del Señor. No pasó mucho tiempo para que Mary comenzara a enseñar a otros niños, acerca del Señor. Un día, un grupo de vándalos de la vecindad, desafió a Mary.
Ellos asistirían al servicio de su iglesia si ella no se acobardaba mientras blandían una pesa de plomo cerca de su cara. ¡Ellos perdieron la apuesta y fueron a la iglesia!

Ore para que El Señor use a SU Espíritu Santo para fortalecer a SUS hijos y traigan a otros a Jesús, el  Mesías. - KC

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