Esta es la continuación de la entrada El Señorío de Cristo: Activo o Pasivo.
Aventuras de Acción Concentrada
El Nuevo Testamento esta lleno de mandamientos de Dios – y así como Él, son activos. Jesús dijo, “Sígueme y te haré pescador de hombres...”, “Id a todo el mundo...”, “Sanar a los enfermos...”, “Predicar el Evangelio...”, “Alimentar al hambriento...”, “Toma tu cruz...” Y la lista continúa. Solo he encontrado un mandamiento pasivo en el Nuevo Testamento. Justo antes de que Jesús asciende al cielo Él manda a Sus discípulos a “...esperar la promesa del Padre.” ¿Cuál era la promesa del Padre? ¡El poder del Espíritu Santo! ¿Cuál sería el resultado? “...y seréis mis discípulos en Jerusalén, y en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra.” El único mandamiento pasivo que Jesús dio a los discípulos fue “esperar” – pues solo así serían preparados para, y lanzados a poner el mundo de cabeza. A la luz de la naturaleza orientada a la acción de Dios, no es extraño que el libro que registra este evento y sus dramáticos resultados sea llamado los Hechos de los Apóstoles.
Platica Barata
Aun cuando Dios se nos ha revelado como el Padre de acción, muy pocos de nosotros reflejamos ese aspecto de Su naturaleza. Podemos decir todas las palabras correctas, pero es la forma en que vivimos nuestras vidas diarias lo que muestra nuestro concepto – y compromiso con – el señorío activo de Cristo. Después de terminar una predicación de misiones en una iglesia grande, 75 personas fueron tocadas por el Señor y pasaron al frente por mas información – pero un hombre se espero hasta que todos se habían ido. Al descubrir que era doctor, lo rete a usar sus habilidades en un alcance misionero por una o dos semanas. Casualmente respondió, “Me encantaría, pero mi practica me mantiene tan ocupado que no tengo tiempo.” Casi disculpándose agrego,”Realmente haría lo que sea por el Señor, si Él me lo pidiera.” Me sentí incomodo con este argumento, pero no estaba muy seguro de porque. Después, tratando de acordarme, me sacudió – el tenía un concepto pasivo del señorío de Cristo.
¿Qué es el Señorío Pasivo?
La mejor forma de definir el señorío pasivo es por una afirmación que he escuchado de cientos de cristianos sinceros: “Mi vida, mi tiempo, mi dinero, mi casa, mi carro y todo lo que tengo es del Señor. A cualquier hora que lo quiera, solo tiene que pedirlo.” Suena muy bien, pero se queda corto frente a las demandas de Cristo en todo lo que somos y todo lo que tenemos. Esto implica que el Señor no ha revelado aun claramente que debemos usar el 100% de nuestro tiempo, talento y tesoros para cumplir los propósitos dirigidos por Dios de Su Reino. También implica que algunos de nosotros estamos “fuera de foco” y podemos perseguir nuestras propias vidas hasta ser interrumpidos por Dios. Y esto deja toda la responsabilidad a Él para intervenir y redirigirnos “si” alguna vez quiere algo. En el señorío pasivo, vemos nuestro tiempo, talento y tesoro como “nuestro” – y bajo nuestro control – hasta que Dios nos pida específicamente algo. Pero el señorío activo dice, “mi tiempo, talento y tesoros son tuyos al 100% Señor - ¿cómo quieres que los use para Tu gloria?”
Como todos los cristianos sinceros creen en el señorío absoluto de Cristo, el enemigo tiene que venir con una estrategia sutil para disfrazar sus demandas practicas en nuestra vida. Casualmente caemos en un acuerdo mental entusiasta con el señorío de Cristo, pensando que es suficiente. Nos engañamos a nosotros mismos con esta gimnasia mental, evitando el trabajo duro de perseguir la voluntad de Dios en cada área de nuestra vida – viviendo una fantasía tan cercana a la realidad que no nos percatamos que se trata de un engaño.
Un Sentido de Seguridad Falso
El señorío pasivo puede calmarnos con un sentido de seguridad falso. Pensamos que Dios esta satisfecho y complacido con nosotros, porque estamos dispuestos a hacer lo que sea por Él. Pero Jesús dijo, “Si alguno quiere ser Mi discípulo, debe olvidar todo y seguirme.” No dijo que debemos estar dispuestos a olvidar todo – Él dijo que debemos olvidar todo. “Así que, quien no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” ¿Para que renunciar? Para el control total, diario, activo del Rey de reyes y Señor de señores, porque todo es de Dios y nosotros solo lo administramos. El señorío pasivo es en tiempo futuro – siempre pretendiendo poder servir o dar, no solo en un momento en particular. Pero el señorío activo es en tiempo presente – “Señor, enséñame a usar todo lo que me has confiado hoy – para Tus propósitos.” El señorío activo imparte un fuerte sentido de destino, pero el señorío pasivo es vago – “algún día” voy a hacer “algo” por Dios. El Señor no se impresiona con la gente que tiene buenas intenciones de darle algo de su tiempo libre, o un poco de sus años de retiro después de que los hijos hayan crecido e ido de la casa. Solo se impresiona con gente que como Jesús diga, “en los negocios de mi Padre debo estar” – gente que le de el primer lugar en todo ahora.
El Comando ha Sido Dado
Tener una actitud de señorío pasivo no hace vulnerables a ser como los hombres religiosos en la parábola del buen samaritano – confrontando diariamente las necesidades del mundo, pero pasando sin hacer nada. ¿Estamos esperando que Dios nos hable desde el cielo para decirnos que ayudemos al perdido, los heridos y quebrantados? ¡Dios ya nos ha dado ese mandamiento! “Id a todo el mundo...” estaba dirigido a ser la mentalidad y el estilo de vida diario de cada cristiano. Pero hemos limitado este mandamiento pensando que solo se aplica a misiones fronterizas – y a solo un poco de gente extraordinariamente dedicados. El sacerdote y el levita fallaron en reconocer su propio vecindario como parte del “mundo” – y que ya habían sido llamados a un servicio compasivo justo ahí donde estaban.
Cuando el doctor te da una prescripción, no esperas que te llame cuatro veces al día y te diga, “toma tus pastillas ahora.” Las instrucciones ya están dadas. Pero aquellos que viven un señorío pasivo esperan que Dios repetidamente repita Sus mandamientos, antes de tomar cualquier paso de obediencia.
Un joven se aproximo a Guillermo Booth, el fundador de la Armada de Salvación, y dijo, “Realmente quisiera servir al Señor tiempo completo, pero no he recibido ese llamado de Dios.” Guillermo lo miro con asombro y dijo, “¿Qué? ¿Dices que nunca has tenido un llamado? ¿Quieres decir que nunca has escuchado El Llamado?”
Pierdes lo que No Usas
Mateo 25 nos da un ejemplo grafico del señorío activo y pasivo. Un hombre rico iba a un viaje y puso sus riquezas en tres de sus siervos. Cada uno recibió un monto diferente de acuerdo a su habilidad y la libertad para usarlo como mejor les pareciera. Cuando el maestro regreso, encontró que dos de sus siervos habían sido fieles – persiguiendo activamente el mejor uso de todo lo que habían recibido. Puedo escuchar a los siervos pensando, “sabemos las metas de nuestro maestro, entonces, ¿cómo podemos usar todos estos recursos para cumplir estas metas?” pero el tercer siervo tomo la ruta pasiva. ¿Por qué? “Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo ...” (Mat. 25:24-25) Estoy convencido que el miedo es la razón principal por la cual la mayoría de los creyentes no persiguen agresivamente el señorío activo de Cristo.
Recientemente se pidió a un grupo de cien jóvenes cristianos responder honestamente a dos preguntas. “¿Tienes temor de que si te sometes totalmente a Cristo, te enviara a algún lugar que tu no quieres ir?” y “¿Tienes temor de que si te sometes totalmente a Cristo, te hará casar con alguien que no quieres casarte?” ¡Podrías creer que 95 dijeron que tenían temor que Dios los enviaría a algún lugar que no querían ir, y los 100 creían que el Señor los haría casarse con alguien que no querían!
Exactamente igual al siervo temeroso en la parábola, muchos tienen una imagen distorsionada de nuestro gran Dios – que es un amo duro que hará sus vidas miserables y les quitara todo lo que disfrutan, si se someten completamente a Él. ¡Pero Jesús enseño exactamente lo opuesto! El siervo que no procuro activamente el uso mas sabio de todo lo que recibió fue al que se le quito todo, cuando fue sacado a la oscuridad. Los otros dos siervos fueron llamados “fieles” y recibieron mayores bendiciones de la mano de su maestro. Así como aquellos siervos, nosotros solo somos administradores de cualquier cosa que el Señor nos da – y un día, todos tenemos que comparecer ante Él por el uso de eso.