El Señorío de Cristo: Activo o Pasivo


Dios – La Fuente del Movimiento

¡Nuestro Dios es un Dios de constante acción y aventura! Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos un Dios que “no se adormece ni duerme.” (Sal. 121:4) Cuando Dios entra en escena, comienzan a suceder cosas - ¡y cosas grandes! Pilares de fuego, mares divididos, ríos convertidos en sangre, terremotos, inundaciones – la Biblia ha llegado a ser el Libro con mas acción concentrada que haya sido escrito. Esto es porque el Autos esta totalmente involucrado con su creación, esta interactuando continuamente con Su pueblo para lograr sus planes y propósitos – no solo para sus vidas, sino para todas las culturas y naciones. El testimonio de la Biblia claramente es que todos los que ofrecen su vida al Señor serán arrastrados por este torbellino de acción, emoción, y aventura que son parte del mismo ser de Dios.

Abraham es un “respetable” pastor establecido hasta que encuentra a Dios. Entonces tiene una aventura tras de otra siguiendo el mandamiento del Señor de “vete de tu tierra... a la tierra que yo te mostrare...” Moisés se arrodilla delante de un arbusto en llamas y comienza una serie de aventuras tan maravillosas que toma cuatro libros de la Biblia poder contarlas. Josué experimenta milagro tras milagro, mientras dirige al pueblo de Dios a la victoria frente a condiciones increíbles. David, un simple pastor enamorado de Dios, repentinamente es empujado a la luz – matando a un temible gigante, dirigiendo batallas victoriosas contra pueblos enemigos, y convirtiéndose en el mas sorprendente rey que Israel había conocido. Daniel se arrodilla en oración solo para encontrarse cara a cara en un poso de leones hambrientos. Pablo encuentra a Jesús al perseguir a Su Iglesia. Cae al piso, queda ciego, recibe un dinámico ministerio de predicación, y continúa la conquista mundial para Cristo – y escribir la mayoría del Nuevo Testamento.

Desde el principio, el enfoque de la actividad de Dios a sido Su creación mas amada – el hombre. La Biblia es una historia bien documentada de cómo Dios siempre nos ha perseguido activamente. Desde Génesis, después del “Salto” (No caímos en pecado, saltamos.) hasta la actualidad, Dios nunca ha renunciado a nosotros. El triste testimonio del tiempo es que mientras Dios siempre ha perseguido agresivamente al hombre, el nombre nunca ha perseguido a Dios agresivamente.

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