El Señorío de Cristo: Activo o Pasivo III

Esta es la continuación de la entrada El Señorío de Cristo: Activo o Pasivo II.

Resultados del Señorío Pasivo

Si tenemos una actitud pasiva hacia el Señorío de Cristo, nos encontraremos algunos problemas:

1. Nos faltara dirección clara de Dios en nuestras vidas.

“Jesús sabiendo que Su hora había llegado... y que El venía de Dios, y regresaba a Dios...” (Jn.13:1,3) Estos versos nos dicen que Jesús conocía tres verdades esenciales sobre Su vida y destino. Sabía de donde venia, a donde iba, y que estaba en el centro de la voluntad del Padre. Por esto, El completo Su parte en el plan de Dios con propósito, dirección, determinación y perseverancia. Manteniendo sus ojos firmes en su meta revelada por Dios era la clave que le ayudo en los momentos mas duros y lo estimulo hacia la victoria. “...por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz...” (Heb. 12:2) Como Jesús, Dios tiene un destino único para cada uno de nosotros en su plan para ganar a toda la raza humana para Él. Pero al menos de que procuremos activamente el Señorío de Cristo, nunca cumpliremos el destino que Dios visiona para nosotros. Veamos de cerca estas tres áreas esenciales:

Primero: Necesitamos saber que hemos “...venido de Dios.” Dios ha formado nuestra personalidad, intelecto, talento y todo acerca de nosotros, así que estamos completamente equipados para cumplir Su voluntad en nuestra vida. David entendía principio. “Porque tu formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre.” (Sal. 139:13) Como nadie mas en el planeta tiene tu combinación de dones, nunca puedes ser reemplazado en el plan de Dios. Si no cumples tu destino, ¡tu parte en la Gran Comisión no será hecha!

Segundo: Necesitamos saber a donde vamos. Dios tiene una meta especifica para nuestra vida. Si no somos cuidadosos, la sociedad puede dictar nuestra dirección mas de lo que nos demos cuenta. Nuestra cultura, sistema educacional, padres, pareja y medios ejercen una poderosa influencia sobre nuestro pensamiento. Es muy fácil caer en un “sueño,” mientras vamos de la escuela a la universidad, una carrera, al matrimonio, hijos, una coche y una casa – sin esperar encontrar la estrategia y dirección del Señor sobre nuestras vidas.

Quizás nunca nos demos cuenta de que no contamos con una palabra clara del Señor sobre las cosas que perseguimos. Pablo comenzó nueve de sus once cartas con una declaración clara: “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios.” (I Cor. 1:1) Si no podemos hacer el mismo tipo de declaración con confianza sobre nuestro llamado, nos encontramos en un estado de Señorío pasivo. Debemos ser capaces de decir, “María, llamada a ser esposa, educadora de hijos que cambien el mundo para Cristo por la voluntad de Dios.” “Jorge, llamado a ser un misionero en África.” “Juan, llamado a apoyar económicamente el trabajo del Reino de Dios.”

Solo entonces podamos ser arrojados en el mundo con dirección, propósito e iniciativa. De otra forma, solo pasaremos de una pequeña obra a otra, siempre inseguros en nuestros planes e inseguros de a dónde vamos.

Tercero: Necesitamos saber que estamos en el centro de la voluntad de Dios. El llamado de Dios sobre nuestras vidas no es suficiente para asegurar el éxito. Podemos estar absolutamente seguros de nuestro llamado, y no cumplirlo, por las trampas y desviaciones del enemigo. Si el Hijo de Dios necesito orar toda la noche antes de elegir a Sus discípulos, entonces nosotros necesitamos tener el mismo cuidado al decidir detalles de nuestra vida. Debemos hacer lo que sea necesario para estar seguros de vivir en el centro de la voluntad de Dios – pidiéndole corrección sobre el camino, para estar seguros de que seguimos sobre el mismo objetivo. Cada decisión que hacemos, nos dirige hacia nuestro destino final. No podemos dejar que nuestro estilo de vida diario y nuestros hábitos nos empujarnos en la corriente.

2. Nuestras circunstancias controlaran y limitaran nuestra utilidad para los propósitos de Dios.

“Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” (II Tim. 2:4) Esta escritura no dice que nunca debemos involucrarnos en los asuntos de la vida diaria – sino que nos aseguremos que ellos no nos enreden, dominen o controlen. La pregunta que necesitas hacerte es esta. “¿Estoy controlado y limitado por mis circunstancias, o estoy controlando mis circunstancias de acuerdo a lo que Dios ha revelado para mi vida?

El resultado del señorío pasivo es que los afanes de este mundo – nuestras carreras, pagos, educación – limitan y frenan nuestra utilidad en formas que Dios nunca procuro. ¿Compramos una casa y un carro solo para darnos cuenta de que no podemos dar como deberíamos? ¿O determinamos primeramente la voluntad de Dios para nuestras finanzas, y después compramos la casa y el carro que encajan en Su plan financiero para nosotros? Una falla en perseguir el señorío activo resulta en una falta de libertad para seguir el llamado del Señor. Podemos ser como la gente en Lucas 14 que fueron invitados a cenar pero dijeron, “Lo siento, no puedo ir. Estoy comprando una casa. Me estoy casando. Tengo que cuidar mis cosas.”

3. Nos rondará la culpa y negligencia.

Si no tenemos la profunda convicción de que lo que estamos haciendo es la voluntad de Dios y extendiendo Su Reino, nuestro gozo se hará un sentido de culpa. Tengo algunos amigos cristianos muy queridos que se sienten culpables cada vez que los visito. Inevitablemente en algún punto de nuestra conversación inclinan la cabeza y dicen, “Sabemos que deberíamos compartir mas nuestra fe. Sabemos que deberíamos dar mas. Sabemos que debimos haber ido a la misión. Quizá algún día...”

Con el señorío pasivo, siempre tendremos un sentido de que no estamos llenando los estándares de Dios – especialmente cuando conocemos gente que esta confiada en su llamado y dirección. Pablo no sentía culpa cuando tenía abundancia – o perdida de gozo cuando tenía necesidad – porque era un seguidor activo que estaba seguro de que sus circunstancias estaban ordenadas por la mano de Dios. (Fil. 4:11-12)

Conocer la voluntad del Padre para nuestra vida – y siendo fieles en vivirla – es la única cosa que nos dará paz y cumplimiento. Pero si estamos inseguros de Su voluntad, no tenemos forma de saber si estamos complaciéndolo o no. Esto nos hace blancos fáciles para el enemigo, quien ama explotar nuestras inseguridades al golpearnos con crisis en la vida, una crisis de identidad, o cualquier clase de males emocionales, mentales o espirituales que nos obstaculizan ser fructíferos.

La parábola del sembrados en Mateo 13 nos enseña que la “tierra buena” – aquellos que verdaderamente han sido salvos – produciendo frutos en diferentes grados: treinta, sesenta y cien por ciento. Presentemente tenemos el ministerio que estamos dispuestos a pagar con disciplina espiritual. He conocido a muchos cristianos ansiosos y competitivos que no están dispuestos a disciplinarse lo suficiente para encontrar la voluntad de Dios para sus vidas. O si ellos conocieron Su voluntad, eran muy indisciplinados para llevarla a cabo. Muchos cristianos viven una vida de treinta por ciento – pero deseando resultados al cien. “...porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” (Gal. 6:7)

La Biblia dice que señales y maravillas seguirán a todos los creyentes. Si estas insatisfecho porque no ves el poder de Dios fluyendo de tu vida y ministerio, es probable porque no te diriges a ningún lado. Nadie puede seguir un coche estacionado.

El Resultado Mas Serio

Además de la cuota devastadora que el señorío pasivo roba en nuestras vidas personalmente, hay otro resultado que es aún peor. El efecto mas serio del señorío pasivo es que los planes y deseos del Señor para ganar el mundo para Cristo quedan atorados. Es muy fácil quedarnos cómodos con nuestras vidas y olvidar que estamos en una guerrilla masiva – por las naciones del mundo y almas eternas de hombres y mujeres en donde quiera. Olvidamos que cada uno de nosotros esta llamado a ser parte del cumplimiento de la Gran Comisión, como soldados ministros de reconciliación – dirigiendo hombres perdidos a un Padre amoroso. (II Cor. 5:18,20)

Imagina que clase de guerra sería si el comandante estuviera dando ordenes y nadie estuviera escuchando. ¿Cómo sería si cada soldado casualmente estuviera siguiendo sus propias metas – en lugar de entender claramente los objetivos de su comandante? ¡La guerra nunca sería ganada! Las fuerzas estratégicas estarían diversificadas y enfocadas en diferentes direcciones, y nuestros enemigos tomarían la tierra. ¿No es este el mundo en que vivimos hoy? Las fuerzas de las tinieblas dominan millones de personas – junto con las mayores estructuras de poder del mundo – y gran parte del ejercito de Dios esta paseando sin dirección alrededor del campo

¡Ganar la Guerra!

El mayor obstáculo que enfrenta la Iglesia de hoy es la timidez e inactividad de aquellos atrapados en el liderazgo pasivo. La oración es absolutamente necesaria – pero el mandamiento del Señor demanda que nosotros también nos movamos. Hay solo un llamado de Dios en Jesucristo – y ese es el supremo llamamiento. No hay cosa tal como el llamamiento inferior o quieto de Dios. Si estas quieto, entonces necesitas saber que las tropas han salido, y tu has sido dejado atrás.

No podemos darnos el lujo de no saber como vivir nuestras vidas en luz de la Gran Comisión. Debemos cumplir nuestros deberes individuales como Soldados de la Cruz – abandonado nuestros deseos egoístas, para que podamos cumplir nuestro destino sin obstáculos por la gloria de Su Reino. Un día estaremos delante de Dios diciéndole como gastamos nuestro tiempo, talento y tesoro. Comprometámonos hoy mismo a perseguir Su Señorío activo en cada área de nuestra vida, para que podamos ser encontrados como “siervos buenos y fieles” en ese gran día.

Una Última Pregunta

La Biblia nos dice que el pueblo que conoce a su Dios se esforzara y actuara. Los apóstoles nunca habrían conquistado el mundo si no hubieran hecho el trabajo de héroes y mártires. Tenemos el privilegio de estar en el ejercito mas grande, mas dinámico y victorioso que ha marchado contra las fuerzas de las tinieblas en la historia del universo. Pero Dios no esta preparando un ejercito para alguna batalla futura. Su ejercito esta luchando contra las fuerzas de las tinieblas en este mismo momento. La única pregunta es, “¿eres tu parte’” ¿Estas en Servicio Activo – o en las Reservas, esperando pasivamente tu llamado?

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